Mi Experiencia Con El Juego De Las Escaleras
Bueno, esto es una historia que no a muchos les importará; comienza asĂ..
Yo tenĂa una vida aburrida, sin esperanzas de entretenerme, tenĂa tan solo unos cuantos amigos ya que no soy de socializar mucho, pero me conformo. Como acostumbro estar solo en mi casa, debido a que mis padres salen mucho, yo siempre tenĂa la labor, por asĂ decirlo, de invitar a mis amigos a mi casa; pero tuve suerte de que no vinieran ese tenebroso dĂa. No quisiera haberlos perjudicado. Como sea, me aburrĂa mucho ese dĂa, asĂ que decidĂ buscar algĂşn tipo de juego casero que pudiera jugar solo, y me arrepiento de haberlo hecho. Me dispuse a buscar algĂşn tipo de juego que involucre escaleras, ya que vivĂa en una casa muy grande. Cuando, navegando en el internet, encontrĂ© una página llamada "EL JUEGO DE LAS ESCALERAS" me quedĂ© por un momento, entrĂ© y me apareciĂł repentinamente un mensaje escrito en un color rojo carmesĂ que creĂ muy raro, decĂa que si tenĂa el valor suficiente como para pasar por dos mundos muy diferentes al que yo vivo, me desconcertĂ© un poco, bajĂ© un poco más la página y me encontrĂ© con una serie instrucciones, las cuales eran:
1) Tener un trapo limpio y taparse los ojos con Ă©l.
2) Tener, obvio, escaleras.
3) Tener oscuridad total.
4) Pronunciar unas palabras. (Que no pienso repetir)
Buena suerte....
Me dispuse a conseguir las cosas que me estaban pidiendo y las conseguĂ con facilidad. BajĂ© por el general de mi casa, me tapĂ© los ojos con el trapo, me sujetĂ© del barandal de las escaleras y empecĂ© a subir, eran mas o menos unos 19 escalones, cuando bajĂ© contĂ© 20, cuando volvĂ a subir 21, cambiaba una y otra ves. Ya asustado, por el momento notĂ© que lleguĂ© al escalĂłn 52, estaba subiendo y me sentĂa con mucho frĂo, cuando bajĂ© al escalĂłn 53 sentĂa mucho calor y una gran fatiga. Por fin estaba subiendo al escalĂłn 100, me quedĂ© quieto y sentĂ el susurro de una voz rara media ronca que me preguntaba quĂ© era lo que mas querĂa en la vida, yo con miedo respondĂ: "u-un jarrĂłn chino que tenĂa mi abuela". Ese jarrĂłn siempre me habĂa encantado de pequeño. La voz misteriosa me dijo que estarĂa ese jarrĂłn frente a mi y que me quitara la venda. Cegado un poco, prendĂ la general de mi casa, bajĂ© a mi sala, prendĂ mi Televisor, cuando resbalĂ© con algo de superficie redonda cayendo hacia atrás y me levantĂ© para ver con que resbalĂ©, el jarrĂłn que habĂa pedido estaba en frente mio, tal como la voz misteriosa me dijo, cuando me doy cuenta que la parte de la cubierta de mis zapatos estaba congelada y mis suelas derretidas...
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